La Fiesta de La Exaltación de la Santa Cruz es una celebración importante en el calendario cristiano que se lleva a cabo cada 14 de septiembre. Esta festividad conmemora la cruz en la que Jesucristo fue crucificado, recordando el amor incondicional de Dios y la redención de la humanidad a través del sacrificio de su Hijo. En Castillejo de Robledo, esta fiesta adquiere un carácter especial, ya que se celebra con gran devoción y solemnidad durante los días 14 y 15 de septiembre.
Origen de la Fiesta
La celebración de la Exaltación de la Santa Cruz tiene sus raíces en el siglo IV, cuando la emperatriz Santa Elena, madre del emperador Constantino, descubrió la verdadera cruz en la que Cristo fue crucificado durante una peregrinación a Jerusalén. Esta reliquia permaneció en la ciudad santa hasta que en el año 614 fue robada por los persas. Sin embargo, en el año 628, el emperador Heraclio recuperó la cruz y la devolvió triunfalmente a Jerusalén. Desde entonces, el 14 de septiembre se estableció como la fecha en la que se recuerda este importante acontecimiento para el cristianismo.
Celebraciones en Castillejo de Robledo
En Castillejo de Robledo, la Fiesta Grande del pueblo gira en torno a la celebración de la Exaltación de la Santa Cruz. La festividad destaca por la salida en procesión de una de las reliquias más importantes: la Astilla de la Cruz de Cristo, que recorre las calles del pueblo, atrayendo a devotos y visitantes. Esta astilla es considerada una reliquia de la Vera Cruz, uno de los fragmentos del madero sagrado que fue distribuido por distintas iglesias del mundo.
La procesión de la reliquia es un momento de gran solemnidad y fervor religioso. Los fieles acompañan la cruz en un recorrido por las principales calles de Castillejo de Robledo, en un ambiente de recogimiento y devoción, recordando el sacrificio de Cristo por la salvación de la humanidad.
Significado de la Exaltación de la Cruz
Para los cristianos, la cruz es mucho más que un símbolo de sufrimiento. Según el Papa San Juan Pablo II, la cruz es el lugar donde «se muere para vivir». Es un signo de esperanza, verdad y libertad, y representa el amor infinito de Dios por la humanidad. La contemplación de la cruz permite a los creyentes acercarse al misterio del sacrificio de Cristo y comprender el valor de su muerte redentora.
En la tradición cristiana, la cruz ha sido transformada de un instrumento de tortura en un signo de salvación. En España, como en muchos otros países de tradición católica, la cruz está profundamente arraigada en la vida cotidiana, presente en las montañas, iglesias y hogares, como recordatorio constante del amor divino.
Actos Litúrgicos y Festivos
Durante los días de la fiesta, se celebran tanto actos litúrgicos como eventos populares. Las misas solemnes en honor a la Santa Cruz son un punto central de la celebración, donde los fieles se reúnen para dar gracias por la redención obtenida a través del sacrificio de Cristo. Además de las misas, se realizan procesiones en las que la comunidad sale a las calles con la reliquia de la cruz, acompañada de oraciones y cantos.
Por otro lado, la fiesta en Castillejo de Robledo no se limita únicamente a lo religioso. También se organizan actividades populares que fomentan la convivencia entre los vecinos y visitantes, como festivales, comidas comunitarias y eventos deportivos. Estos actos ayudan a crear un ambiente festivo en el que se mezcla la tradición con el disfrute compartido.
La Cruz en la Cultura Hispanoamericana
El simbolismo de la cruz está presente no solo en la cultura española, sino también en toda Hispanoamérica, donde ha sido parte integral de la historia y las tradiciones. Desde la colonización, la cruz ha sido un símbolo de fe, esperanza y protección en las comunidades cristianas. Las montañas, valles y ciudades de estos territorios están marcados por cruces que recuerdan la presencia constante de Dios en la vida de las personas.
La señal de la cruz, además, se ha convertido en una práctica común entre los cristianos para pedir protección y fortaleza en los momentos de dificultad, siguiendo el ejemplo de santos como San Antonio Abad, que la utilizaba para defenderse de las tentaciones del mal.